
Soy más de “despedidas de soltera” que de “despedidas de trabajos”, pero, por lo que sea, la vida me lleva a lugares donde tengo que aprender a despedirme.
En esta ocasión repito despedida como a quien le dan la oportunidad de presentarse a un examen del que no se sintió orgullosa.
La semana ha sido intensa. Pero hoy ha sido el día en el que las miradas han cogido otra dirección y los silencios estaban más presentes que nunca.
Y allí estaba yo, como cada día, diciendo “Buenos días”. Pero con un tono diferente. Y te toca hablar.
Y te hablan y te toca escuchar…
Y entonces aparece lo que querías conseguir. Esa parte sana que tanta gente olvida y que tú ves cada día. Y son ellos los que te devuelven con sus gestos, palabras, abrazos y regalos lo que tú tanto les has enseñado. Porque esto es un intercambio. Un intercambio de emociones en el marco de una relación. Y si consigues ver luz donde hay oscuridad tienes el poder de hacer brillar a alguien.
Y entre flores, cajitas decoradas, bombones, una fiesta sorpresa y alguna lágrima se cierra otra etapa de crecimiento personal donde he descubierto que los cambios son muy duros al principio, pero nos ayudan a crecer y conocer a gente maravillosa. He aprendido a parar y darme cuenta de que una no puede llegar a todo aunque quiera. He entendido que hay épocas difíciles, incluso para una misma, pero pasan. He observado que la dureza de la coraza de muchas personas va en proporción a las ganas que tienen de que las acepten.
Y, entre lo bueno, lo malo, lo fácil y lo difícil, una se añade una lección a sí misma de cada persona que ha conocido.
Y este es el secreto del crecimiento personal y profesional. Los pequeños cambios producen grandes revoluciones.
Gracias.
(P.D: B. no llores)
#saludmental #ocupacreando #terapiaocupacional