Dentro de un programa de ocio comunitario podemos incluir la actividad de cine para llevar a cabo un entrenamiento inicial y conseguir que un grupo de personas sean capaces de planificar una quedada e ir solas al cine.
Podemos empezar planificando la actividad reuniendo el grupo y decidiendo qué película ver.
Es necesario tener en cuenta la duración de la película, ya que ésta puede condicionar la vivencia de éxito o fracaso de la actividad según la tolerancia de cada persona.
Sería bueno hacer con el grupo una estructura del horario de la actividad, dejando por escrito aspectos como:
-Hora de quedar y lugar.
-Cosas que podemos llevar al cine y cosas que no podemos llevar.
-El trayecto del bus urbano para la ida y para la vuelta.
-El presupuesto total de la actividad.
-Hora de regreso.
Estas referencias sirven de apoyo para el grupo y, sobre todo, para personas que no han realizado nunca una actividad de este tipo.
Debemos tener en cuenta diferentes aspectos para la selección de las personas que participen en esta actividad, entre ellos, podemos destacar la capacidad de mantener la atención y permanecer sentado en la butaca durante la duración de la película
(atención sostenida, tolerancia a los tiempos de actividad)
En caso de que éste último no sea posible por motivos como, por ejemplo, ir al aseo, debemos asegurarnos que las personas conozcan el camino de vuelta a la butaca.
Una vez allí, sería necesario indicar:
-Dónde se encuentra la taquilla.
-Dónde está el aseo.
-Dónde mirar el número de sala, el horario de cada película y el número de fila y butaca.
La vivencia de esta actividad suele ser positiva.
Crear un espacio a la salida del cine para comentar aspectos de la película y contrastar opiniones puede ser muy enriquecedor.
El objetivo último es conseguir autonomía en la planificación y desempeño de la actividad de cine, enmarcada en un programa de ocio comunitario, por parte del grupo con el que se ha llevado a cabo el entrenamiento.