Ya he tachado casi todas las cosas que había escrito en mi lista para llevarme en la maleta.
No sé si voy a poder con tantos bolsos…
Hoy quería aprovechar los rayos de sol así que, aunque hacia mucho calor, me he echado crema y he aguantado una horita.
Me he identificado con algunas palabras del libro que estoy leyendo y he recordado algunas historias curiosas de cuando empecé a trabajar en Salud Mental y mi gestión de las ideas delirantes. Qué diferente me veo ahora…
Ayer por la tarde hablé con mis amigas, me dijeron que dónde iba tan arreglada. Yo les contesté que iba a salir por primera vez desde hace muchos días y la ocasión lo merecía.
La hora de los aplausos coincidió con la videollamada, así que aproveché para presentarles virtualmente a mis vecinos porque cada día les cuento una historia diferente.
Como el día que mi vecina me tiró una bolsa de rosquillas y se cayó al patio interior y, al día siguiente, a mi vecino se le ocurrió pescarla con una patata, un gancho y un hilo kilométrico. Cuando lo hizo, nos pusimos a aplaudir de la emoción. Me sigo preguntando cómo pudo hacerlo. Yo pienso que de estas cosas no me voy a olvidar.
Me despedí de mis amigas y mis vecinos muy rápido y nos fuimos a la calle.
Había gente, no como un día normal, pero había. Era raro porque sólo se escuchaban las voces de personas pero no se oía el ruido de fondo de la ciudad. No sé que ruido es, pero suena diferente.
Aunque iba un poco agobiada con la cara tapada, conforme andaba mi cuerpo se sentía mejor. Y mira que he intentando hacer algo de yoga estos días para mantenerme activa… Pero no es lo mismo. En absoluto.
A la cabeza me vinieron las personas que están mucho tiempo sin salir y por fin pude entender cómo se sienten. Fíjate que ni lo había pensado.
Me resultó raro también no poder ir a tomar algo después de andar. Y me acordé que el jueves, que es mi día favorito de la semana, hicimos una cata virtual que estuvo muy bien.
Se me hizo raro también cruzarme con gente conocida y no pararme a saludar. Con lo besucona que soy yo. Tendremos que acostumbrarnos a estas cosas…
Esta mañana después de tomar el sol le he escrito a mis hermanos para preguntar a qué hora llegaba el regalo de mamá. Estaba empezando a pensar que no llegaba porque se estaba haciendo tarde. Íbamos a decirle algo a mi padre pero nos hemos reído pensando que seguro que se le escapaba la sorpresa. Al final ha llegado y como no se lo esperaba se ha emocionado muchísimo, así que, el día de la madre más raro de la historia se le habrá quedado grabado en su cabeza para siempre. Sin esta situación, seguro que no hubiéramos hecho nada especial. Ella nos ha hecho un vídeo muy bonito para darnos las gracias.
Mi semana se presenta movidita… ya os iré contando. Se acabó el estar en casa, me voy de aventura.
Llevo ya unas cuantas y pensaba que con la noticia de mi plaza iba a acabar de tenerlas. Pues se ve que aún no.
Como siempre mi cabeza, que es muy creativa, se inventa mil escenarios futuros posibles.
Así que, como la conozco, me río un poco de ella pensando que nada de esto pasa luego en realidad.
Quiero pensar que de esta saldremos siendo mejores personas. Pero, a veces, veo cosas tan feas de la sociedad que me hace dudarlo.
Supongo que, como en todo, cada uno puede elegir qué camino coger.
Yo ya he elegido el mío.
Feliz semana mundo.
Un abrazo virtual.