No somos números

Me considero afortunada porque tengo ya cierta edad y mis opciones laborales, aunque empezaban a flojear, no estaban agotadas del todo cuando empecé a trabajar en 2004.
Como muchos sabéis, trabajé en el privado durante mis cinco primeros años. Más tarde me «empezaron a llamar» de lo público y me la jugué a hacer contratos de sustituciones.
Ayer consultando mi vida laboral conté un total de 47 contratos sólo en el SESCAM. Muchos de ellos acababan el último día de mes y empezaban el primero del siguiente a través de una llamada a última hora del día anterior.
Mes a mes, y ya veremos qué pasa.
Y cuando se acaba, simplemente no vas y fin.
Lo aceptas.
Hoy reflexionando sobre mi historia ocupacional quiero hacer visible esta realidad.
La realidad de muchos sanitarios del sector público o privado que están ahí dando la talla en primera línea a pesar del miedo.
Necesito que la sociedad sepa que el simple hecho de estar les puede suponer incertidumbre, contratos sin fecha, cambios de domicilio, disponiblidad absoluta, dependencia a una llamada y otros quebraderos de cabeza que dependen de cada situación personal.
Y, claro, dando gracias. Que el sistema no está para quejarse encima de que te llaman y más de un hospital.
Parece que ese concepto de humanizar que tanto se oye por los pasillos desde hace unos años no cuenta con quién va a ocupar el puesto en el sistema.
Eso si se contrata. Porque os voy a decir una cosa: muchos de los terapeutas ocupacionales ni se sustituyen, a no ser que sea algo que vaya a durar un tiempo que consideren lo suficientemente largo o que haya alguien que vea imprescindible la contratación y haga algo…
Por eso hay tan poca oferta para acceder a lo público, porque la lista se mueve poquísimo.
¿No somos necesarios?
La creación de nuevas vacantes en el sistema público suena a ciencia ficción desde hace años y, en el privado, el otro día en un grupo hablaban de «contratos» que no merece la pena ni llamarlos así para las nuevas generaciones.

¿Nos hemos olvidado de cuidar a los que cuidan?
¿Hemos deshumanizado las contrataciones?

No somos números, somos personas.