«Te conocí de casualidad, sin llegar a saber lo que eras en realidad. Como quien va a una cita a ciegas sin muchas expectativas.
Poco a poco me fuiste convenciendo a través de libros, apuntes y las palabras que otras personas usaban para explicarte. Horas y horas de teoría y experiencias que, de alguna forma, fueron conquistando un espacio en mi, moldeando mi mente y mi forma de entender el mundo.
A lo largo de este tiempo te has convertido en mi aliada, mi fortaleza y mi brújula cuando la vida se descoloca un poco.
Gracias por demostrarme que los pequeños pasos ganan grandes batallas, que podemos ser muy importantes en la vida de algunas personas sin saberlo y que dar a los demás lo que nace de una misma te regala una gran satisfacción.
Te confieso que la tristeza y la frustración se han materializado en más ocasiones de las que me gustaría brotando en forma de lágrimas a través de mis ojos.
Pero también te digo que has conseguido erizar el pelo de mis brazos, acelerar mi corazón y hacerme sentir realizada tantas veces como contratos llevo a tu lado.
Es posible que, en parte, gracias a tí haya aprendido el verdadero valor de la vida. Y, quizá por eso, soy más consciente de vivir el presente.
Compañera, junto a tí he observado cómo las cosas pueden cambiar en un segundo y cómo detrás de las dificultades, se esconden personas con actitudes sorprendentes ante la adversidad, que te pueden enseñar grandes lecciones de vida en busca de un objetivo común: volver a ser.
He aprendido a creer lo increíble, a sentir intenso, a vivir lento y a intentar ofrecer al mundo lo mejor que tú y yo podamos hacer juntas.
He disfrutado y, a la vez, sufrido cada día con tus monstruos, dificultades, aprendizajes y retos.
Pero, ¿sabes que?, aunque vamos de la mano, hay momentos de mi vida donde necesito soltarte para dar unos pasos sin tu presencia y ver qué pasa dentro de mí. Quizá en un tiempo nos acabemos separando, ¿quién sabe? Pero lo que es cierto es que, a día de hoy, hay algo que siempre me hace volver a tí.
Gracias por regalarme una enriquecedora visión del sistema, las personas y las ocupaciones. Gracias por estar y por irte de vez en cuando para volver otra vez.
Gracias por existir y dejarme ser dentro de tí.
Nunca te lo he dicho, pero creo que hacemos un gran equipo.»
Extracto del libro: RELATOS DE UNA TERAPEUTA OCUPACIONAL de Sandra Martínez Lacoba que se publicará próximamente.