Parece ser, que cuando miras el paisaje que te ofrecen esos lugares cuando los alcanzas…descubres que al lado existen otros, otros, que parecen mucho más interesantes y , por supuesto, también te gustaría visitar. Y así es como el mero hecho de saber que existen te ha generado ya una necesidad de desear contemplarlo.
Creo que una nunca deja de querer ver paisajes nuevos, como cuando te vas de viaje y cada día visitas un lugar que te parece aún más bonito que el que viste ayer y, el de ayer, tambien era más bonito que el de antes de ayer.
Por eso pienso que los «por fines» son relativos.
Los por fines son lugares cómodos donde hacer un stop como si fueras a un spa pero en lugar de remojar tu cuerpo serrano en agua y cloro te bañas con regocijo de logro abundante. Una se siente bien dentro de un «por fin» no te lo voy a negar.
Te sientes la p… ama.
Pero no suelen durar tanto como nos gustaría y ser consciente de ello no nos hace más vulnerables ni pesimistas, al revés. Nos hace más realistas que, quizá, es a lo que deberíamos aspirar como humanidad para no dejarnos llevar por las olas artificiales que nos fabrican para poder surfear.
Considerar ser más realista que optimista me separa un poco de la filosofía que siempre he tenido.
¿Que le habrá pasado a esta pobre muchacha para pensar así con lo Happy flower y lo felisa que era?
A ver, esto no es de ahora, que lo de leer a Stephen King con trece años, escribir poemas melancólicos en el instituto y usar dibujos de gotas de sangre en mis ilustraciones a lápiz de plástica no era solo una etapa, sino más bien una parte de mi ser que se expresaba así y que, aunque me agrade menos, de alguna forma existe.
No, no me he convertido en Carrie, aunque, no te lo niego, he fantaseado con hacerlo más de una vez estos meses. La ira se ha apoderado de mi más allá de lo esperado normativamente hablando, pero bueno, aún no puedo mover cosas con la mente y eso me alivia bastante…
Continuará…
